Con
frecuencia habréis oído comentarios en la familia, en la escuela, sobre la
manera particular de hablar que tenemos en Extremadura. Unas veces os habrán
dicho que se trata de un dialecto nuestro, que tenemos tanto derecho de usar como
otras comunidades sus lenguas. Otras habréis oído decir que se trata
simplemente de un español mal hablado, por la mucha incultura que ha habido y
hay en Extremadura. Estos comentarios, sin embargo, no tienen por qué ajustarse
a la realidad.
EL CHINATO
A FALA
EL CHINATO
A FALA
J.R.Alonso de la Torre, periódico
HOY(26-09-14)
«Y yo le dije: Julia, si llevas
años sin ponerte las deportivas, para qué quieres comprarte esas», relata la
esposa, y el marido asiente con la cabeza y acelera, como si pensara: «Que haga
Julia lo que quiera con las deportivas y a ver si llegamos pronto al
restaurante que tengo hambre». Españoles comprando en Portugal. Los de Huelva,
en Vila Real; los de Badajoz, en Elvas; los de Cáceres... en El Faro (¡buenos
son los de Cáceres!); los de Zamora, en Miranda do Douro... Y en Miranda
estamos, comprando, comiendo, escuchando mirandés, una variante del
astur-leonés...
Miranda do Douro es a Portugal lo
que el Val do Xálima a Extremadura. El pueblo, situado sobre el Duero,
perteneció a la diócesis de Astorga hasta el siglo XIII y en el mismo paquete
que la dependencia episcopal se incluía la dependencia idiomática. Miranda es,
por tanto, otra rareza lingüística de La Raya, como Barrancos, Cedillo,
Valverde, Eljas, San Martín o la vecina Sendim.
En sus librerías se venden ediciones en mirandés
de 'Asterix L Goulés' o de 'L Princepico'. En la escuela y en el instituto se
estudia mirandés desde 1987. A Fala local, poco hablada en la ciudad
hasta hace nada, empieza a ser un distintivo cultural y los mayores, que solo
recurrían al mirandés en familia y preferían 'falar grave', o sea, en
portugués, con los forasteros, han perdido sus complejos.
Si un dialecto se convierte en
lengua cuando se normativiza, se normaliza y tiene uso literario, el mirandés
cumple estos requisitos pues cuenta con norma escrita desde 1999, con reconocimiento
legal y político desde ese mismo año y con una incipiente literatura. Hay un
festival de la canción en mirandés, un día de la lengua mirandesa (17 de
septiembre) y las placas de los monumentos y calles están escritas primero en
mirandés y después, en portugués.
Miranda do Douro es villa desde
1286 y ciudad y sede de la primera diócesis de Trás-os-Montes desde 1545. Esto
convirtió la localidad en capital de la región, pero la maldición de los
polvorines, que se extiende como un reguero por los pueblos-fortaleza
portugueses de la Raya (Juromenha, Campo Mayor), también se cebó con Miranda:
en 1762, una bala de cañón española alcanzó el depósito de munición de la
ciudad: estallaron 500 barriles de pólvora, destrozando el castillo y los
barrios próximos, matando a 400 personas y acabando con la prosperidad de
Miranda do Douro. Dos años después, el obispo se trasladaba a Bragança,
establecía allí la sede episcopal y hasta ahora.
¿Y ahora? Pues Miranda ha vivido el mismo
proceso que Fuentes de Oñoro o Valença do Minho: se ha convertido en una ciudad
comercial especializada en vender muebles, toallas y mantelerías a los vecinos
españoles de Zamora, Salamanca o Valladolid, que llenan su calle del Mercado,
repleta de tiendas, comen postas mirandesas (desbordantes pedazos de ternera de
400 gramos con patatas, arroz y ensalada) en sus restaurantes y hacen cruceros
de una hora por los Arribes del Duero.
La ciudad cuenta con dos zonas separadas por un
parque. En la parte nueva, restaurantes, hoteles honrados y baratos y tiendas
de batalla. En la parte vieja, grandes aparcamientos disuasorios, restos de la
muralla y del castillo, la antigua catedral, rebajada a concatedral por culpa
de la maldita explosión, plazas bonitas, bares con gracia, tiendas de artesanía
y boutiques del gourmet.
Y por aquí y por allá, los mirandeses, que,
como los barranqueños, hablan español perfectamente y recurren de vez en cuando
a su peculiar mirandés, ese resto del astur-leonés medieval que llama abuôlo al
avô, armana a la irmã, niéta a la neta, suôgra a la sogra y zorro al filho
bastardo.
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