jueves, 27 de marzo de 2014

IN MEMORIAM


ARMANDO LÓPEZ SALINAS

Ayer, cansados de tantos funerales, recibimos la noticia, mala noticia, de la muerte a mediodía, cuando estaba a punto de cumplir 90 años, de Armando López Salinas, aquel novelista que había ganado el premio Nadal de 1959 con su novela La mina, tal vez una de las obras que mejor representa el realismo social español de los años 50. Fumador empedernido y conversador apasionado, que una y otra cosa a veces son lo mismo. 
Había nacido en Madrid en el año 25. Armando López Salinas ha sido uno de los máximos representantes del realismo social español. Además fue militante del Partido Comunista de España y miembro de suComité Central. Desempeñó el cargo de subdirector de Mundo Obreroy fue además corresponsal en Madrid de Radio España Independiente, la emisora clandestina que más tiempo estuvo en antena, y que era conocida como Radio Pirenaica, que fue posible gracias a la ayuda y el trabajo de Andrés SorelAlfonso GrossoAlbalate, Antonio Ferres,Juan García Hortelano y pocos más. Así contribuyó al desenmascaramiento de la política antiobrera franquista, al fomento del criticismo y a la toma conciencia popular que el PCE opuso al régimen.

Con apenas 16 años, en plena posguerra, se juntaba con sus vecinos del barrio para escribir “panfletos” comunistas y lanzarlos a la calle bajo la firma del PCE. “Crucé aquellos años”, explicaba “vinculado a las partidas de muchachos y muchachas que, provistos de botes de pintura y gruesas brochas, desafiábamos a los falangistas armados y a la entonces rabiosa policía franquista embadurnando muros de Madrid con lemas como "¡Abajo el fascismo!¡Viva la libertad! ¡Pan y derechos!“. Y a los 50 celebraba la muerte de Franco en un calabozo de Madrid cantando La internacional. Con sólo 14 años, recién terminada la Guerra Civil y con su padre preso, comenzó a trabajar. En fábricas, en el campo, como pintor o como portador de la maleta de un representante de zapatos por Madrid.

En 1962 obtuvo el premio de novela Antonio Machado, que concedía la editorial Ruedo Ibérico, con su novela Año tras año, que la censura prohibió en España porque era “filocomunista” y porque atentaba “contra el régimen y sus instituciones”. López Salinas fue también autor de tres libros de viajes: Caminando por Las Hurdes, de 1960, escrito con Antonio FerresPor el río abajo, de 1966, en colaboración con Alfonso Grosso, y Viaje al país gallego, publicado en 1967, con Javier Alfaya.
En 1977 publicó el ensayo Alianza de las fuerzas del trabajo y de la cultura y recientemente se ha publicado su libro Crónica de un viaje y otros relatosescrito en 1964, pero que no pudo salir a la luz en su tiempo por ser denegada su publicación por la censura.

Pero Armando López Salinas ya había conocido la muerte. La muerte literaria: ya nadie hoy lee La mina, no forma parte del canon de nuestros días, posiblemente más por un prejuicio ideológico hacia la literatura política y social, tal vez porque se trata de una literatura que molesta, y ahora más que nunca, con este festivo relato de la transición que escuchamos a todas horas, por todas partes, olvidando que la democracia de hoy vivimos vino de la mano de la lucha de miles de hombres y mujeres. Pero si hoy releemos La mina veremos que sus temas están vivos en la calle.

La mina, su obra más importante, fue reeditada, tras 30 años de olvido, en 2013 por la editorial Akal, y cuenta la historia de Joaquín, un campesino que, a causa del retraso del campo andaluz, dominado por la distribución latifundista de la tierra, se ve obligado a emigrar a la ciudad minera de Los Llanos en busca de trabajo. En el interior de la mina,Joaquín no sólo experimenta y sufre las deplorables condiciones de trabajo a las que son sometidos los mineros en las galerías; también descubre las contradicciones de una sociedad basada en la desigualdad y en la explotación. Es una novela que nos muestra la lucha de clases en la época en la que termina la autarquía y el comienzo del desarrollismo económico franquista.

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