EL MICRORRELATO
¿Cómo escribir un microrrelato?
Lo primero que tenemos que hacer para escribir cualquier texto es leer otros textos. Si quiero escribir una instancia tengo que saber cómo se hace, cuáles son sus características, sus estructura, sus partes, no lo puedo hacer de cualquier manera. Esto vale para cualquier tipo de textos.
Cuando quiera escribir un microcuento, un cuento, una novela, un poema, una obra de teatro, un ensayo tengo que saber cuáles son sus reglas, además estos textos son literarios y tenemos que tener mucho cuidado en cómo expreso el mensaje que quiero transmitir, las ideas que quiero plasmar.
ALGUNAS LECTURAS IMPRESCINDIBLES
Antología del microrrelato español (1906-2011) El cuarto género narrativo de Irene Andrés-Suárez. Editorial Cátedra
El microrrelato de David Lagmanovich, 2006
LA LECTURA DE UN CLÁSICO
Augusto Monterroso es un escritor guatemalteco que ha escrito algunos microcuentos que son considerados obras maestras del género. El dinosaurio es uno de sus microrrelatos y uno de los más breves con siete palabras:
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Obras completas (y otros cuentos), 1959
La oveja negra y demás fábulas
¿LO DEFINIMOS?
Lo intentamos:
El microrrelato es un texto narrativo muy breve que cuenta una historia.
Tiene planteamiento, nudo y un desenlace inesperado.
Tiempo muy breve: todo ocurre rápidamente.
Los hechos se sitúan en un espacio.
Pocos personajes y pocos rasgos característicos.
Narrador en primera o en tercera persona.
Selección de detalles.
Precisión linguística. Recursos mínimos.
Uso del intertexto.
MICRORRELATOS EXTREMEÑOS
Cinco formas de escribir un microcuento en tres
pasos o menos
Hay formas infinitas de componer un
microcuento, es decir, un relato que ocupe –por dar una referencia– como mucho
un folio. Para este ejercicio se proponen algunos modelos y sus estructuras, con
la intención de que se escriba siguiendo alguna de ellas.
1. Luis Mateo Díez
El viaje
Ella sube al autobús en la misma parada, siempre a la
misma hora, y una sonrisa mutua, que ya no recuerdo de cuándo procede, nos une
en el viaje trivial, en la monotonía de nuestra costumbre. Se baja en la parada
anterior a la mía y otra sonrisa furtiva marca la muda despedida hasta el día
siguiente. Cuando algunas veces no coincidimos, soy un ser desgraciado que se
interna en la rutina de la mañana como en un bosque oscuro. Entonces el día se
desploma hecho pedazos y la noche es una larga y nerviosa vigilia hasta que
vuelvo a verla.
a.
Rutina agradable
b.
Desaparece rutina
c.
Declaración de amor a esa rutina
2. Surreal.
a.
Presentación
b.
Acontecimiento surrealista
c.
Explicación del significado, no
del aconteci-miento. Sumisión a lo irreal.
3. Eliseo Diego
De Jacques
Llueve en finísimas flechas aceradas sobre el mar
agonizante de plomo, cuyo enorme pecho apenas alienta. La proa pesada la corta
con dificultad. En el extremo silencio se le escucha rasgarlo.
Jacques, el corsario, está a la proa. Un parche
mugriento cubre el ojo hueco. Inmóvil como una figura de proa sueña la
adivinanza trágica de la lluvia. Oscuros galeones navegando ríos ocres. Joyas
cavadas espesamente de lianas.
Jacques quiere darse vuelta para gritar una orden,
pero siente de pronto que la cubierta se estremece, que la quilla cruje, que el
barco se escora como si encallase. Un monstruo, no, una mano gigantesca alza el
barco chorreando. Jacques, inmóvil, observa los negros vellos gruesos como
cables.
"¿Éste?" "Sí, ese" –dice el niño,
y envuelven al barco y a Jacques en un papel que la fina llovizna de afuera
cubre de manchas húmedas. En agua chorrea en la vidriera, y adentro de la
tienda la penumbra cierra el espacio vacío con su helado silencio.
a.
Descripción aventura
b.
Sorprendente final de aventura
(mano gigan-te, gran bolsa, remolino, desaparición...)
c.
Redimensionalización: la aventura
era en un ámbito pequeño.
4. Metáfora desarrollada.
a.
Soy como una mariposa (por ejemplo).
b.
Descripción científica de lo que
hacen las mariposas.
5. Jacques Sternberg
El carnicero
"¿Qué desea la
señora?" –se dirigió la vaca desollada, armada con un cuchillo.
La clienta la miró de hito en hito, le
sonrió, y luego le respondió:
—Un muslo de hombre, puede estar bien,
por variar...
El
hombre recibe por un animal el mismo trato que él da al animal en la vida
corriente.
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